“Y mi amiga de desnudó como yo; a
continuación nos examinamos durante varios minutos, en silencio.
Clairwill se inflamaba a la vista de las bellezas que me había
prodigado la naturaleza” (Juliette- El marqués de Sade)
Sasha Grey ha sido una de las más reconocidas estrellas del porno, aunque hace ya 5 años que
decidió abandonar las películas del género cuando estaba en la cima de su
carrera.
Siguen apareciendo referencias sobre
las nuevas actividades de esta ex-diva del porno tan aclamada por
crítica y público en su tiempo; hace no mucho ha publicado una
novela erótica titulada “La Sociedad Juliette” y muy pronto
pasará su prueba de fuego como protagonista de una película
“convencional” cuyo título es “Open Windows” dirigida por Nacho
Vigalondo.
La verdad es que no es raro encontrar
grandes actrices porno que en pleno éxito deciden abandonar el
género para dedicarse a otras actividades aunque “a priori” no
parece un cambio fácil.
Desde mi punto de vista, es más facil
dejar un pasado como prostituta que como actriz porno, pues el
estigma social que siempre acompañará a la actriz será siempre permanente y general, no siéndolo en el caso de la prostitución.
Quede claro que no comparo las “actividades” sino la censura
social que las acompaña.
Un pasado pornográfico nunca
desaparece pues como una “letra escarlata” estará siempre
presente en la espalda de la persona que participo de él; como en el caso de las reinas, su pasado será siempre presente.
Puede que psicologicamente sea mucho
más dura la prostitución que el porno, pero en lo que reproche
inquisidor respecta, este último no admite redención posible por
mucho que se aparente lo contrario.
La terrible hipocresía radica en que
en cuanto una ex-actriz porno adquiere notoria popularidad por otras
actividades vitales diferentes, todo el mundo recupera su pasado y
las imágenes perdidas de “cintas” olvidadas, milagrosamente se
recuperan y son puestas en circulación universal por Internet.
En
la serie “Juego de Tronos”, hace unos meses fue noticia mundial
el pasado porno de una de sus actrices (Sibel Kekilli) con lo que se recuperó inmediatamente su
filmografia, y eso que era una actriz del "montón" en ese ámbito.
En España pondría como ejemplo el
caso de Lucia Lapiedra (ahora Míriam Sánchez), una mujer que
alcanzo notoriedad en el cine X y que lo abandono justo cuando el
porno americano llamaba a su puerta.
Por “raro” que parezca, hay
personas que tienen un especial don para la pornografía y
verdaderamente son muy buenos profesionales en este campo; pero ello
no asegura ni excluye que en otras actividades vitales tengan también
relevantes virtudes. Las personas podemos ser muy buenas en una
determinada actividad, e incluso sobresalir en ella, pero podemos
estar en la más absoluta mediocridad en las demás. Sasha Grey fue
una gran actriz porno, pero ello no prejuzga que pueda ser una
escritora erótica buena, o una buena actriz convencional.
Puede haber geniales futbolistas que a
la vez lleguen a ser geniales financieros; pero lo normal es que la
genialidad en el fútbol no lleve más que a una “medianía”
financiera respecto al mundo de los negocios. En el fútbol fue
“único” en las finanzas “uno más”.
La cuestión radica en que nadie
reprocha al futbolista que juegue al fútbol y sea buenísimo, y
sanciona duramente a la actriz porno que se dedica a la pornografía
y es buenísima. ¿Alguien piensa que un Cristiano Ronaldo o un Mesi
en la plenitud de su carrera dejarían el futbol para dedicarse a la
asesoría fiscal?
Nuestra sociedad consume futbol y
porno, pero el porno es condenado por nuestra hipócrita doble moral
a vivir tras las sucias cortinas de “lo pecaminoso”. Dar patadas
a un balón es admirable, pero follar y que te graven no lo es; uno
es un modelo social, el otro un “degenerado” que no vale para
otra cosa.
Sasha Grey puede ser una gran literata,
y quizás una gran actriz “convencional”, pero mucho me temo que
nunca llegará al éxito que tuvo como “diva porno” y ahora
siempre cargará con el estigma de su mochila de películas X.
El tiempo en el que el sexo pueda ser
visto con “normalidad” está aún muy lejos, y el porno hoy por
hoy es una actividad marginal que consume muchísima gente pero nadie
admite como una realidad.
Confiemos en que algún día las
grandes actrices porno sean reconocidas no por ser “famosas ex”
sino por ser buenas profesionales, útiles a la sociedad que ahora las
condena.
Se consume mucho porno pero otra cosa es admitirlo. La hipocresía y la acción directa de la iglesia están y siguen ahí.
ResponderEliminarUn abrazo.