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lunes, 20 de agosto de 2012

Semen

“La palabra técnica es cojones, mientras que la ciencia les da el nombre de testículos. Estas bolas guardan el receptáculo en el que se aloja esa simiente prolífica de la que acabo de hablarte, y cuya eyaculación en la matriz de la mujer da origen al ser humano; pero no vamos a detenernos en esos detalles, Eugenia, que interesan más a la medicina que al libertinaje. Una joven debe preocuparse más por joder que por engendrar. Pasaremos por alto todo lo que se refiere al vulgar mecanismo de la procreación para concentrarnos única y principalmente en las voluptuosidades libertinas, cuyo espíritu no es en absoluto procreador” (Filosofía en el Tocador-El Marqués de Sade)

Es evidente que como muy bien señala el párrafo que introduce este post, el semen y su uso sexual trasciende con mucho su esencia reproductiva para participar como un elemento más en las “voluptuosidades libertinas”.
Desgraciadamente, hemos pasado de un miedo supersticioso sobre que el simple contacto del semen con la piel de una mujer la podía dejar embarazada, a considerarlo un elemento más de la “dieta mediterránea”
Yo siempre he considerado el semen como un elemento de morbo más que como un elemento de placer, pues el semen nace de la eyaculación que a su vez nace del orgasmo. Por si fuera poco, mientras se esta eyaculando y en medio de un orgasmo, es muy difícil controlar y ser plenamente consciente de dónde y cómo se está derramando el semen.
Que hay gente que ve incrementado su placer al ver como su semen se derrama en una cara o en una boca del otro, es cosa clara, pero este placer nace de lo psicológico y no de lo fisiológico. Si como digo, el principal órgano sexual es el cerebro, está igualmente en consonancia con esta idea que toda practica sexual tenga un componente de morbo importante, en el que la lefa tiene un indudable interés.
Quizás es antropológico en el hombre el interés por ver que su esperma es consumido o derramando después del acto sexual que provocó su eyaculación; y pocos conozco que no sientan la satisfacción de ver que su “semen no se desperdicia”.
Ahora, que una cosa es que el semen forme parte de las practicas sexuales y otra cosa basar esas prácticas sexuales en el semen.
Aun siento como el estómago se me revuelve cuando recuerdo la primera vez que vi un bukkake, y creo que la pornografía en este campo ha mitificado peligrosamente las “delicias de este líquido blancuzco y amarillento”.
Aunque en el tema de gustos “no hay nada escrito”, en sentido gastronómico no encuentro el menor encanto en el sabor insípido y la textura cremosa de la secreción que hoy nos ocupa; como un jarabe, puede que lo mejor sea tragárselo sin saborear ni tan siquiera.
Por otro lado, el que hoy el semen, gracias a los adelantos de la medicina, pueda ser desactivado como “elemento reproductor”, no significa que no contitue siendo un elemento principal en la trasmisión de enfermedades.
Me sigue causando asombro ver la facilidad con que la gente practica sexo sin protección y con el semen de por medio, pues es creencia común que una mamada es menos peligrosa que un coito con penetración respecto a trasmisión de enfermedades.
Si una chica hace una mamada es evidente que no hay ningún riesgo de quedarse embarazada, pero por lo demás, la falsa creencia de seguridad es pura mentira; al igual que en una mamada entre tíos.
¿Cómo podemos estar seguros de que la polla que chupamos no tiene una pequeña herida, o que nuestra boca no tiene alguna pequeña llaga?. ¿Estamos convencidos que el tío que hemos conocido esa noche es un techado de salud y “está limpio”?.
Ya el riesgo de VIH debería alejar las prácticas de alto riesgo de nuestra cabeza, pero una felación sin protección puede tener cualquier premio de consolación.
Hay un extraño rechazo a las “mamadas con condón” como si el sexo oral estuviera exento de todo riesgo, o el semen por conducto bucal fuera simplemente “leche recién ordeñada”.
Una tontería que “se  ponga de  moda” es imparable y creo que en el campo sexual esta máxima es más que real. Precisamente una de las causas que me animaron a escribir este blog fue la de tratar el sexo desde la realidad de un “hombre normal” sin mitos, con sus cosas buenas y sus cosas malas.
No me cansaré de decir que una mamada es una práctica de igual riesgo que un coito con penetración aunque el imaginario colectivo prescriba que la primera es normal practicarla sin condón.
El sexo es placer y por ello, evitar  consecuencias desagradables es ser consecuentes con ese principio.
El semen es un líquido interesante, que bien usado hace las “voluptuosidades libertinas” aún mas interesantes, pero debemos estar bien seguros de que esta “leche” es de buena calidad y no esta estropeada, y como nunca estaremos seguros de ello al 100%, debemos tomar precauciones más cuando su procedencia nos produzca la más mínima duda.