“Sin duda ella se servirá de ambos al mismo tiempo con el objetivo de encontrar mayor placer aún; que las sacudidas voluptuosas con las que agitará al que la penetre por delante sirvan para precipitar al éxtasis a aquel que introduce el miembro en su trasero, y que, inundada por el semen de ambos, se muera de placer derramando el suyo”
(Filosofía en el tocador-El Marqués de Sade)
Una de las practicas sexuales que más me impactaron cuando empezaba a descubrir el sexo fue sin duda la “doble penetración”; la pornografía ha buscado incesantemente esta practica que une a la vez morbo, exotismo y sexo grupal.
Si siempre mi fantasía erótica ha sido la del manido trío con dos lesbianas, no es raro encontrar amigos que tornan su fantasía en participar en una “doble penetración”. Eso si, curiosamente el lugar que les gustaría ocupar por amplia mayoría suele ser el del trasero de la mujer; dos morbos en uno, el sexo grupal y el sexo anal.
Efectivamente en el imaginario de las practicas sexuales la “doble penetración” no es algo extraño ni raro, pero como me gusta señalar, lo mental dista mucho de lo real.
Yo reconozco que no he participado nunca en esta práctica, pero si bien solo tengo una referencia directa de alguien que si lo ha hecho, quiero expresar mi opinión.
Un primer asunto que llama mi atención es que, aunque pueda parecer lo contrario, creo que la persona que menos disfruta de este “trío” es la mujer. En toda practica sexual un elemento importante es la libertad de acción, y en el caso de la doble penetración la mujer esta realmente muy limitada, pues con una polla en el trasero y otra en el coño su movilidad esta realmente constreñida. La mujer así, se vuelve más que un sujeto, un objeto.
En mi opinión seria necesario antes de llegar a esta practica disfrutar de sus dos componentes por separado. Por un lado el sexo grupal, que no es ni mucho menos tan común como podría parecernos, (al menos en el entorno social en el que yo me muevo).
La imaginación lo soporta todo, pero la realidad no, y son cosas bien distintas excitarse pensando en un grupo que participar realmente de él.
Por otro lado, el sexo anal si bien es bastante común en las practicas homosexuales, es raro en las practicas heterosexuales. Puede que yo viva en un mundo muy “reprimido”, pero me basta una mano y me sobran dedos para contar el sexo anal que he tenido con tías.
Normalmente se tienen muchos reparos al sexo anal, y las chicas en particular mucho más; puede ser muy gratificante, pero las primeras veces no suele ser agradable y hay que reconocer que no deja de ser una practica sexual de “gusto minoritario” en su vertiente pasiva.
Siempre parto de que el buen sexo tiene que nacer del libre y gustoso consentimiento de las partes de forma que, analizados los elementos que componen la “doble penetración”, si bien es relativamente fácil encontrar dos hombres, la mujer capaz de disfrutarlo es muy difícil de encontrar. Evidentemente no todas las chicas son como la heroína de Sade y “mueren de placer” mientras se corren inundadas por semen de dos folladores acompasados; ya es difícil lograr un orgasmo simultaneo entre dos...con que entre tres...
Una vez escuche por personas interpuestas la historia de una pareja en la que el chico propuso a su chica esta práctica. No habían ni tan siquiera practicado un intercambio de parejas cuando de tanto insistir y casi mediante “chantaje emocional” la chica accedió a dejarse hacer una doble penetración.
El resultado fue tan desastroso y desagradable que la pareja rompió unos días después; lo dicho, la imaginación lo aguanta todo, pero la realidad es muy diferente.
Las actrices porno están acostumbradas al sexo anal, al sexo grupal y para ellas una doble penetración no significa buscar el “placer doble”, significa una actuación más.Por cierto, el trío muchas veces pasa a cuarteto cuando un “tercer hombre” mete su polla en la boca de la mujer doblemente penetrada; una variación más sobre el mismo tema.
Precisamente uno de mis propósitos a la hora de escribir este blog es el de tratar el sexo desde un punto de vista real, no mitificar nada sino escribir las cosas con naturalidad.
Me resulta mucho más comprometido y personal escribir “entradas filosóficas” que entradas puramente sexuales, en el fondo, en las primeras trato de cosas mucho más íntimas. Mi verga, mi vida sexual, mis orgasmos o la calidad de mi semen, son francamente comunes, en poco me diferencian de otro hombre; el pensamiento, mis creencias y mi forma de ver la vida, como las del lector, son únicas.
Un amigo suele repetir una frase muy grosera cosecha de su abuelo, que seguramente viene del saber popular: “Todas las mujeres son iguales si se las mira por donde mean”; (es igualmente aplicable a los hombres con más o menos centímetros de polla)
Durante un tiempo yo también mitifiqué la “doble penetración”, pero sintiendo un poco de consideración respecto a las personas que comparten el placer del sexo, es muy complicado lograr la satisfacción real en el trío que la pone en practica.
Puede que sea una de esas cosas que es mejor dejar en el pensamiento o ver en la televisión mientras uno de hace una generosa paja, que ejecutar en la realidad; pues como señaló un revolucionario: “ Cuando los placeres que uno se niega no resultan un placer, uno se siente doblemente decepcionado pues no solo pierde una ilusión sino que además siente que ha perdido el tiempo”