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viernes, 12 de octubre de 2012

Reflexiones en una tarde de otoño


Después de unos meses realmente árido a lo que al escribir se refiere debo reconocer que ahora me siento pleno de ideas y reflexiones que me gustaría escribir en un infinito devenir de páginas; como si todo ahora estuviera en plena germinación.
Una vez más he retornado a la relectura de las obras  de Divino Marqués y no dejo de creer que parte de su genialidad radica en su propia singularidad.
Como muy bien señala Kant en su Critica del Juicio. el genio es aquel que pone medida al arte.
Uno puede aprender a pintar, y técnicamente ser perfecto y sin embrago ser un pintor mediocre, la técnica se puede aprender, la genialidad nunca.
Vivimos en un mundo ciertamente mediocre en el que hemos perdido las referencias, pues gran parte del todo se basa en la técnica y casi nada en el genio.
Y pese a lo que a priori se pueda pensar, todo ser humano es un genio, si, un genio que quizás muera sin saber el mismo que lo fue. Consideramos a las personas como si fueran máquinas de hacer y no genios que deben crear....y así nos va.
En esta extraña tarde feriada en la que no se muy bien que celebramos, en compañía de una delicada música de Albinoni y una copa de vino siento después de mucho tiempo el latido del mundo, el latido de la historia, el latido de la vida...
El hombre moderno vive tan rápido que es incapaz de sentir y disfrutar aquello que le rodea, y en el sexo muchas veces he señalado que esta  máxima es más que real, es una plaga.
Hay una frase genial en la película de “la Leyenda de la Ciudad Sin Nombre” que me encanta. Cuando empiezan a irse los mineros el alcalde señala que hay dos clases de hombres: los que se van y los que se quedan. El protagonista señala entonces: no, hay dos clases de hombres, los que saben donde van y los que no.
Ese es el quid que la cuestión, en mi modo de ver y sentir la vida nunca sabemos a donde vamos y por más que lo intentemos nunca lo sabremos, de forma que nos queda disfrutar el presente pensando en el futuro, pero nunca “perder” el presente ni “ganarlo” puede ser excusa.
Creo que la gente trata de estar tremendamente ocupada y estresada para evitarse el problema de tener que pensar, a lo que ayudan los medios que nos les interesa que la gente piense... con uno que lo haga basta.
Todos conocemos gente muy ocupada sin tiempo para poder ni tan siquiera respirar, y al final llegará un día incierto, hoy, mañana, dentro de medio siglo.... en el que sus interesantes ocupaciones concluirán como lo hace mi copa de vino.
Sacrificar la felicidad presente por la felicidad futura pienso que es una barbaridad, otra cosa es aceptar privaciones presentes de cara a abundancias futuras, pues esfuerzo y privaciones no son incompatibles con la felicidad. Muchas veces se es mucho más feliz buscando la meta que atravesándola.
Las personas terriblemente ocupadas buscan en otras la coartada para justificar que están terriblemente ocupadas, y de esta forma todo se retroalimenta hacia el absurdo de una vida “muy ocupada”.
Me encanta una frase que saque del libro “Ojalá fuera cierto” en el que su protagonista dice: “Es gracioso, porque la única vez que fracasé en algo por completo me divertí más que nunca en mi vida, Reservaba mi vida, para después. Solo que...Nunca pensé que no habría un después”
A todo aquel que me lea estas líneas le pido que reflexione sobre lo que trasciende de esta frase. Nos se trata de defender un alocado hedonismo, se trata de defender la vida y el derecho a ser felices, y la felicidad solo esta aquí y ahora, en el presente, no en el pasado ni en el futuro.
Si dentro de una semana tenemos planificada una perfecta noche de sexo, no demos por perdido el día de hoy ni los próximos siete días, la espera del futuro es la muerte del presente.
Disfrutemos de la copa de vino mientras está en nuestras manos, que el mañana traerá su afán...

jueves, 11 de octubre de 2012

Comprando la revista Sexologies y mi nuevo vibrador.


“Deseó a otras muchachas: vinieron siete; tras haberse masturbado con otras, sacó de su bolsillo un consolador como yo no lo había visto todavía en mi vida” (El Marqués de Sade-Juliette)

La verdad es que alguna que otra vez me había fijado en una revista solía estar de lo más apartado del expositor, pero como en el “kiosco” todos nos conocemos, pues nunca hice amago de ni tan siquiera fijarme en como era y que contenía.
Es curioso, pero una vez que uno ha crecido en un ambiente represivo en el que todo lo relacionado con el sexo es “malo” al final se adquiere un barniz hipócrita igual al del ambiente que le rodea. ¿ Es mejor comprar el “Marca” que una revista que habla de sexo?.
Total que el asunto quedó parado y no volví a encontrarme con aquella publicación de singular  nombre ;“Sexologies”.
El caso es que hoy en otro lugar, volví a ver esta publicación  en una estantería de revistas, y es curioso, pero me vino a la mente aquella vergüenza adolescente de cuando pedía el Playboy con simulada indiferencia y los carrillos rojos.
Y debo reconocer que dudé entre si cogerla o no... pero al final, tomé la revista sin ninguna otra cosa con la que pudiera disimular para que  la amable dependienta  me la cobrara. (quizás un tío con corbata y humildemente elegante  tenga ciertos privilegios que un adolescente granoso no soñaba tener)
Ahora al llegar a casa me he puesto a curiosear al revista y me he quedado atónito cuando he visto el “regalo” que viene adjunto Ya es mala suerte que cuando al fin doy en comprar la revista... el regalo sea para “mujeres”.
Ahora soy propietario de un consolador de silicona rosa de 24 cm y un grosor más que notable, aparato que funciona con dos pilas pequeñas y tiene intensidad de vibración regulable.
No tengo dudas de que soy propietario de “uno de los mejores amigos de una mujer”.
Verdaderamente solo en una ocasión he tenido sexo en el que han intervenido juguetes, y ahora creo que por mucho que trato de dar variedad a las cosas, puede que me haya perdido un mundo de lo más interesante sobre los artilugios que nos proporciona el “taper-sex”.
Es muy lamentable que el “regalo” que  da una  revista sea  mi primera adquisición de un “artilugio” sexual.
En esto de los “artilugios” soy de la opinión que pueden ser un aliciente interesante, una especia que haga al guiso mejor, pero si nos excedemos en su uso y toman mucho protagonismo, en el sexo compartido, creo que pueden llegar a ser contraproducentes.
En el tema del sexo solitario su protagonismo esta claro que puede ser mucho, una vajina de latex o un vibrador de silicona no tengo dudas de que pueden dar muchas horas de placer, y eso nunca puede ser negativo.
Por desgracia para mí, este mes tocaba vibrador de latex....y no vajina, así que tendré que esperar para estrenarlo a  que “alguien lo sepa apreciar”. Y es complicado, pues toda comparación es odiosa, pues las dimensiones del "falo rosa" son inalcanzables para este humilde caballero. Pero desde otro punto de vista, lo bueno es que ahora tengo dos vergas...el sueño de todo hombre; una real y otra de silicona. Bien visto, con un poquito de imaginación, no solo no son excluyentes sino plenamente complementarias...
En la próxima entrada hablaré propiamente de la revista, pero la novedad del “juguete” no me ha permitido un análisis objetivo de los contenidos.