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jueves, 19 de julio de 2012

Te quiero pero como amigo.

“Se habían instalado en la exasperante familiaridad de la amistad” (Siempre el mismo día-David Nicholls)

En estos días de vacaciones y retiro, de paseos y reflexiones desde la calma de la lejanía puedo escribir sobre temas que aún relacionados con el sexo, inciden también en el plano afectivo.
En esta ocasión voy a tratar sobre la frase arquetípica que más ilusiones ha destrozado a lo largo de los últimos decenios en el plano sentimental: “te quiero pero como amigo”
La traducción clara y sin eufemismos podría ser algo como: “mira, eres una persona maja con la que se puede contar para algunas cosas, pero ni por un momento pienses que voy a estar contigo”.
Quizás esta persona sea agradable como confidente, como pañuelo de lágrimas, como consejero, o simplemente alguien con quien poder hablar; pero NO para algo más.
A lo largo de la vida es difícil que no nos toque ser sujeto activo y pasivo de esta expresión que por manida no deja de ser utilizada.
En la adolescencia con esta frase, como si de una bomba atómica se tratara, eran destruidos por una temporada nuestros sueños románticos y la poesía de romántica, pasaba a ser melancólica; en la madurez, ya llenos de cicatrices, produce simplemente un rasguño más.
Queda claro que para tener intimidad afectiva-sexual son imprescindibles tres elementos:
  1. Querer
  2. Confianza
  3. Gusto – atracción
Desgraciadamente sobre estos elementos la voluntad tiene una influencia muy mínima,  y al poco de conocer a una persona, es evidente que se sabe con una alta certeza si  hay posibilidades “a priori” de una relación o no. Esto es independiente de que después se desarrolle una relación en la realidad o no; es simplemente una potencialidad.
Conocemos una persona, la vemos y la tratamos algunas veces; ello basta para que “a priori” establecemos las potencialidades de querer, confianza y gusto-atracción.
De los tres elementos que señalo el primero que se da en los primeros instantes es el del gusto- atracción, después se daría el de la confianza y el tercero de ellos sería el del "querer" que implica ya un alto grado de afecto.
Si cualquiera de estos pilares falla o no existe es evidente que esa relación difícilmente se dará y de darse, en un alto porcentaje esta condenada como poco a la infelicidad.
Puedo conocer a una chica muy agradable, simpática, bonita y abierta a una relación, pero si falta alguno de los elementos citados estaríamos entrando en terreno de arenas movedizas. No olvidemos que una relación se basa en dos, de forma que si una de las partes falla, el conjunto terminará fallando. ¡ Cuántas relaciones nacen muertas!
Con todo lo terrible que puede resultar el “te quiero como amigo” más terrible a la larga es el “yo también te quiero” dicho por pura inercia y sin ser sentido.
Muchas veces me consuelo de mis decepciones pensando en la frase: “Las ilusiones perdidas son verdades halladas”
Si una chica o un chico te dan calabazas, aunque estés resentido, contrariado y desilusionado; desde el mismo momento del rechazo todo empieza desde cero. Las heridas empiezan a cicatrizar y las oportunidades que la vida pone en tu camino pueden retornar a poco que te esfuerces en aprovecharlas. Pero si victimas del engaño, del autoengaño o por la inercia de la costumbre, nos aferramos a una relación falsa, tarde o temprano todo se vendrá a bajo y el tiempo perdido no lo recuperaremos nunca.
En todo caso cuando uno decide “lanzar sus naves” es evidente que bien real o imaginariamente ha encontrado elementos que le han permitido albergar esperanzas de tener el resultado positivo.
No conozco a nadie  sensato que decida declarar a una persona sus sentimientos para ser rechazado; otra cosa son las “pajas mentales” que la persona se haya hecho.
Que algún insensato por una sonrisa amistosa ya tenga pie para “sentirse afectuosamente querido” es muestra de que esa persona tiene un problema afectivo claro, los descerebrados estan en clara progresión.

Pero por más que analizo la frase que nos ocupa más veo su perversa genialidad:

  1. Te quiero. Nótese que el inicio es prometedor pues se muestra afecto, con un contundente “te quiero” que hace ya inviable un posible reproche. ¿Qué se puede alegar frente a tal muestra de sinceridad y afecto?
  2. pero. Una conjunción adversativa para quitar al “te quiero” todo su significado real.
  3. como amigo. Es decir, que considera que la amistad excluye el sexo o al menos el afecto relacional y romántico. Concluye que las cosas están bien como están, y que todo camino más allá del que se ha transitado es imposible.
 Dependiendo de cómo sea la situación en que están esas personas y del carácter del rechazado, infinidad de posibles reacciones de pueden establecer: desde efectivamente la consolidación de una amistad hasta la ruptura total de contacto entre ellas; que suele ser la opción más seguida.
Ya si te dicen que “te quiero como un hermano” es mejor que eches a correr y no pares hasta tomarte un par de gin tonics, pues al menos los amigos pueden tener “derecho a roce”; eso si, siempre te queda el consuelo de pensar que te quiere como un hermano incestuoso...
Resulta curioso que en una sociedad donde el concepto de la “amistad” esta evolucionando tanto, aún inequívocamente en esta expresión queda evidente el viejo paradigma de amistad “casta”.
Hace años que ha nacido el concepto de “follamigo” que evidentemente introduce el sexo en la amistad, pero el éxito de estas nuevas formas de relacionarse aun esta por ver.
Donde más se suele usar el termino follamigo es el ámbitos de gays y bisexuales, donde parece que con mayor claridad se diferencian los valores de la amistad, el sexo y el afecto.
En el campo heterosexual el concepto follamigo si bien también se esta desarrollando no es menos cierto que exige un ámbito de liberalidad afectiva y sexual hoy en día propio de minorías. Parece como si  el concepto de “follamigo” viniera a designar una situación intermedia y por lo tanto inestable, entre la amistad en sentido estricto y el sexo con cierto compromiso de estabilidad.
Lamento si el presente post ha salido algo “frió y académico” pero hay veces que nada es mejor para analizar las cosas que un poco de distancia y otro poco de razón; más cuando los presentes calores estivales tienden a excitarnos más de lo aconsejable.
No tengo dudas que en este mismo instante, en alguna playa lejana, o en una montaña idílica, al lado de un lago o  en un cercano parque, alguien estará a punto de oír un: te quiero...pero como amigo.