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viernes, 23 de marzo de 2012

Sexo Zombie


“Negar el sexo es negarnos a nosotros mismos” (El marqués de Sade)


En mi anterior post usé como sinónimo de sexo mediocre, mecánico e insatisfactorio la  expresión “sexo zombi”
Que nadie lea pues este texto en busca referencias a la gran serie "Walking Dead"  o temas relacionados con los necrófilos; aunque en cierta forma este asunto da más miedo.
Es evidente que en temas de sexo los zombis abundan más de lo que nos creemos si bien en lugar de comer cerebros se limitan a romper ilusiones, crear insatisfacciones, espantar el placer y hacer niños
Hará un mes que vi un reportaje de lo más aleccionador  en el que aparecía una mujer de unos 37 años con una niña de 5 que acudía a una prestigiosa sexóloga con la intención de descubrir lo que es un orgasmo. Sexo evidentemente había tenido, pero salvo que fuera un caso de disfunción sexual, muy normal no era aquello.
¿Cuántas parejas aparentemente perfectas con hijos, incluyen mujeres que no conocen lo que es el placer sexual?
Quizás en tiempo de nuestras abuelas, cuando un tupido velo de ignorancia cubría todo lo relacionado con el sexo estas cosas pudieran tener una justificación, pero...¡en pleno siglo XXI!
Creemos que estamos en un mundo avanzado pero a cada paso vemos que detrás de las luces, hay muchas sombras; el miedo a decir las verdades, a reconocer los problemas y a darles solución.
En el reportaje, la mujer con ayuda de la sexóloga y un vibrador llego a tener un orgasmo y desde entonces, por lo que señalaron, disfruto de un nuevo universo sexual plenamente unido al placer.
Yo no entiendo como hay hombres que consideran  sexo el penetrar a una mujer, en el mejor de los casos durante cinco minutos, y después de correrse dar el acto por terminado. ¿ Es eso sexo? . Precisamente esto es un caso clarísimo de lo que yo defino como sexo zombie, un sexo propio de muertos vivientes  sin más razón que un egoísmo enfermizo y un sometimiento absurdo por parte de la mujer.
A los hombres que se vean reconocidos en el párrafo anterior les recomiendo que cuanto antes se compren una muñeca hinchable y de esta forma ahorren tiempo, dinero y de crear mujeres insatisfechas y afectivamente frustradas.
Después algunos se escandalizan del indudable éxito de los vibradores entre el público femenino, nada mejor que saber que se llegará hasta el final mientras duren las pilas.
El tiempo del sometimiento sexual de la mujer al hombre debemos darlo por concluido pero no solo de palabra y pensamiento, también de acción.
Nuestra cultura judeo-cristina, durante casi 2000 años se ha dedicado a considerar el sexo como algo “intrínsecamente malo” y solo aceptable desde el punto de vista reproductivo, y aún hoy somos víctimas de este pensamiento.
Resulta curioso que unos señores “a priori” célibes se consideren con derecho de dictar normas a los sexualmente activos, incluso pretendiendo saber de lo que hablan.
Estoy cansado de tanto sometimiento a prejuicios absurdos, a limitaciones intolerables y normas ridículas; el sexo tiene como finalidad principal el placer y la diversión, por lo tanto, el sexo en pareja o en trío o en ... no tiene otra finalidad que el compartir ese placer y esa diversión. Uno no es más virtuoso por hacer tal o cual practica sexual.
Dejemos de “divinizar”  o “demonizar” el sexo; como parte de cada uno de nosotros es una forma de relacionarnos con el mundo y con los demás, simplemente hagámoslo accesible y disfrutémoslo. Yo en una mujer busco una compañera sexual, no una muñeca, ni un juguete.
Si alguna mujer víctima del sexo zombie lee estas líneas, me permito aconsejarle que cuanto antes hable con el zombie y juntos retornen a la “vida sexual”, de lo contrario, mejor prescindir del zombie y cambiarlo por un hombre o un práctico vibrador.

lunes, 19 de marzo de 2012

Prejuicios y mediocridades del sexo en pareja.


-¡Oh!, ¡mi tierna y deliciosa mujer! –le digo extasiada--, mastúrbame, te lo ruego; mira cómo me trastornas; jamás había conocido a una persona cuyos sentimientos fuesen tan parecidos a los míos. (...) Tú eres la que más me conviene para mi felicidad, eres la mujer que buscaba; no me abandones nunca... ( Juliette-El marqués de Sade)


Hace algunas entradas que defendí el postulado de que en el sexo en pareja “a priori” pueden alcanzar mayores cotas de satisfacción que en el sexo esporádico con desconocidos.
Pero con oportunidad me han hecho ver que por lo general “el acto” raras veces alcanza la “potencia”; y el sexo mediocre esta quizás incluso más extendido entre las parejas que entre los solteros.
Vivimos en una sociedad aparentemente liberada de prejuicios sexuales, pero que tras la pequeña pátina la realidad es muy diferente.
Todos conocemos algún amigo que teniendo pareja, en ocasiones comenta alguna insatisfacción respecto al sexo; desde que no hay el ardor o la frecuencia deseados a que ciertas practicas sexuales no se hacen.
Como premisa fundamental en el sexo siempre he considerado que no se deben hacer las cosas más que por gusto, y la coacción a la hora de proponer practicas sexuales es intolerable. Pero precisamente si uno tiene pareja, uno puede disfrutar de la confianza para disfrutar en plenitud del sexo, sin más límites que los de la imaginación y los del placer.
Es lamento general, al menos en la parte masculina, que el sexo oral no es bien admitido por las mujeres; aunque es verdad que entre hombres tampoco es raro escuchar comentarios negativos y reticencias a la hora de practicar el cunnilingus.
Una sociedad egoísta hace el sexo egoísta, en sentido que buscando mi propio placer  evito las molestias de buscar también el del otro, y ya si ponemos prejuicios de por medio... hemos creado un monstruo.
Me acuerdo que en el despertar sexual,  se comentaba como signo de vicio y perversión decir que tal chica la “chupaba”, y claro, quedaba estigmatizada pues nadie quería como “digna novia” a una “comedora de pollas” , sin embargo, todos querían que se la chupara, pues los que tenían “dignas novias” estaban a dos velas.
Es como la paradoja de que nadie ve porno, y después las paginas más vistas de internet son de porno...
Doble moral, hipocresía, eso es lo que hay y lo que se lleva incluso entre núcleos de confianza como debe ser una pareja. Y después ves con estupor como muchos hombres ven como “normal”  visitar a “profesionales” para hacer las cosas que sus respectivas les niegan; error sobre error.
Yo “a  priori” no niego ninguna practica, después hay cosas que me gustan más que otras, como hay comidas que gustan más que otras, pero en el sexo, carecer de prejuicios es un valor que por raro, considero vital. Tener la confianza con la persona con la que se comparte intimidad de hablar sin límites de sexo y trasformarlo mediante acciones en placer.
Si en cosas tan simples como el sexo oral se ven ya estos prejuicios no quiero ni pensar las limitaciones de practicas sexuales más “raras”, se imponen. Más de uno se quedó sin pareja por insinuar que le gustaría probar  a metérsela por detrás, o que no le importaría que usaran el vibrador con él ...
Yo en este aspecto soy un firme defensor de los juguetes sexuales pues dan un colorido y una variedad muy interesante; otro prejuicio es que los juguetes son sobre todo para usar en “juegos solitarios” aunque este mito parece que poco a poco va desapareciendo.(No hay cosa que me parezca más sensual que pintar un cuerpo desnudo y después borrar lo pintado...).
Como suele pasar, los que tienen imaginación y ganas no suelen tener muchas oportunidades, y los que tienen todas las oportunidades,  no tienen ni imaginación ni ganas; los que logran la unión de las dos, no tengo dudas de que disfrutaran plenamente de un sexo en pareja pleno al estilo del que ya he comentado en alguna ocasión.
La primavera es una buena época para el sexo, pues parece que la misma naturaleza nos invita a que nos unamos a la “fiesta”, por desgracia, detrás de las luces de libertad seguimos en las tinieblas y,  muchas veces, las parejas practican un sexo zombi, mecánico y absurdo.