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miércoles, 18 de abril de 2012

La Bisexualidad

Sobre la Bisexualidad: inmediatamente dobla tus posibilidades para una cita el sábado por la noche”  (Woody Allen)



Siempre he creído que si la orientación sexual fuera determinada exclusivamente por la razón todos los seres humanos seriamos bisexuales. Sin embargo socialmente declararse bisexual es aún mucha veces peor visto que hacerlo como homosexual; el homosexual al menos “sabe” lo que le gusta mientras que el bisexual es visto como un degenerado, obseso del sexo que con tal de meterla de da a carne y a pescado.
Si la declaración de bisexualidad la hace una mujer los prejuicios se acrecientan para que a los ojos de la ignorancia general se la vea como una ninfomana dispuesta a acostarse con lo primero que vea.
Entre heteros y homosexuales el bisexual aparece como el comodín susceptible de ser “reconducido” al buen camino. Otra idea muy extendida es que la ambigüedad sexual del bisexual viene determinada por no “saber” lo que quiere, por no ser decidido y no haber encontrado de verdad la persona del sexo que le conviene.
No es raro que en algunos círculos homosexuales ser bisexual esta mal visto en el sentido de ser un traidor sin principios firmes que no merece ser considerado como una opción de sexo o pareja.
Cuando hablo de bisexualidad debo aclarar que me refiero con ello a una opción sexual definida y no como algo accidental;  pues el tener relaciones con alguien del mismo sexo o del contrario no tiene por que determinarnos necesariamente.
Que yo haya tenido sexo con un hombre no me hace homosexual, como que un gay tenga relaciones con una mujer no le hace heterosexual; es la decidida atracción y gusto por un sexo lo que determina nuestra orientación y quizás sea por eso el elemento más difícil de definir al tratar de la bisexualidad.
En cualquier caso frente a la “imaginación” colectiva de que ser bisexual significa follar noche si, y noche también en el sentido que manifiesta la frase que preside este post; la realidad estropea tan idílica idea.
A modo de ejemplo supongamos que un hombre heterosexual tiene posibilidades con el 70% de las mujeres que son heterosexuales y con el 15% de las que son bisexuales, lo que le permite decir que tiene posibilidades con el 85% de las mujeres; seria el 42´5% respecto al todo el género humano.
Ahora pensemos que el sujeto se hace bisexual  y veamos la realidad del aumento de sus posibilidades para “pillar”.Considerando los mismos porcentajes este nuevo Casanova tendría posibilidades con el 30% de los hombres, el 15% de bisexuales y el 15% de homosexuales  pues el 70% de hombres heteros quedan fuera de su alcance. 
Añadimos pues solo un 15% al general con lo cual del 42´5% pasamos al 57´5%, muy lejos del doble que antes de este razonamiento habíamos pensado. ¿Es esto doblar nuestras posibilidades?
Como sucede en muchos temas de sexo, la realidad choca muchas veces con la imaginación producto de simples ideas absurdas sin más fundamento que el de los prejuicios.
Habrá bisexuales promiscuos como los hay gais o heteros pero la orientación sexual poco tiene que ver realmente en ello.
Si se entabla una relación con un bisexual entiendo que la premisa fundamental para que todo funcione bien radica en no tratar de cambiar al otro; no hay que redimir a nadie ni convertirle a la “orientación sexual correcta”, hay que aceptar a esa persona tal cual es y tener la suficiente confianza en uno mismo para sentirnos felices de que esta persona libremente nos haya escogido a nosotros entre la diversidad de personas que hay en este mundo.
Quien no entiende los que significa la libertad y vive en los prejuicios difícilmente podrá entender nada más allá de sus dogmas; pero para que la persona se desarrolle libremente debemos  aceptar la diferencia.
Ser bisexual es una opción sexual que a la hora de acometer una relación no solo no limita, sino que enriquece esa relación a poco que la otra parte tenga una mentalidad abierta.
Liberémonos de los prejuicios y no nos limitemos a repetir un montón de ideas absurdas, es entonces cuando veremos que lo mismo da ser bisexual, que homosexual, que heterosexual, que lo importante no es ser esto o aquello, es ser uno mismo y aceptándonos como somos, aceptar también a los demás.
Ostras y caracoles son majares igual de deliciosos con tal de saberlos paladear y disfrutar.