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viernes, 27 de julio de 2012

Me das Morbo.

“De una muchacha incluso se dice: “Es bonita, habla bien, es amable, pero sin espíritu”. ¿Qué es, pues, lo que aquí se entiende por espíritu?. Espíritu. En significación estética, se dice del principio vivificante en el alma” (Critica del Juicio-Emmanuel Kant)


El asunto que  hoy ocupa esta entrada en tan sutil como complejo y trata de un concepto que por más que he tratado de ver concretado, hasta ahora veía difuso.
En el campo sexual y estético cada vez se escucha más la palabra “morbo”, y no es raro encontrar expresiones como: “Esta chica me da morbo” “Este tío tiene un morbazo...”
Pero la definición del diccionario de la RAE hace mucho que esta obsoleta a la nueva significación de esta palabra pues lo define como: “Interés morboso por personas o cosas. Atracción hacia acontecimientos desagradables”.
Es evidente que si nos sentimos atraídos por una persona que tiene “morbo” no es precisamente por que nos resulte especialmente desagradable.
Quiero de todas formas aclarar que el “morbo” en el campo de la practica sexual no lo voy a tratar en el presente post, pues este tipo de morbo es relativo a las acciones sexuales y no característico de la persona en cuanto tal. Nos puede dar “morbo” ver a una chica masturbándose pero que la chica en sí misma considerada, no nos de ningún “morbo”.
Lo complejo del concepto que se ha creado entorno a esta palabra es que en una sociedad cada vez más dada a la simplicidad, la idea que se expresa con “morbo” es compleja. Usar esta palabra es muy fácil, tratar de concretarla y definirla muy complicado.
Es curioso como uno encuentra inspiración en los sitios más insospechados y creo que nunca el casto Emmanuel  Kant pudo sospechar que precisamente él se acerco a nuestro actual concepto de “morbo”en su “Crítica del Juicio”. Seguro que a muchos nos ha pasado, que vemos a una persona que es “a priori” perfecta, bonita, amable...pero que no nos da “morbo”, o al revés, una persona que “a priori” es de lo más corriente y sin embargo nos da muchísimo “morbo”. Se  puede decir que el morbo es un elemento importante a considerar respecto al asunto de la atracción sexual e incluso afectiva, pues incita poderosamente al acercamiento entre personas.
Lo etéreo del concepto descansa en que no es una cualidad del objeto sino una impresión subjetiva que se desencadena en el espectador. Una persona puede tener los ojos azules, o ser alta, en este caso las cualidades son objetivas respecto a ella, y el espectador simplemente lo ratifica.
Después aparece el escalón del gusto, en el que ya entra nuestra propia sensibilidad estética y nos parece guapa, elegante, bonita... aquí sobre un sustrato real nuestra sensibilidad y gusto entran en acción.
Por ejemplo, chicos que les gustan los chicas con unas determinadas cualidades frente a otros que buscan otras diferentes; a un tío le pueden gustar las chicas con grandes tetas pero nada impide que a otro le gusten los senos pequeños. En este caso algo objetivo, el tamaño de los pechos, es valorado de diferente forma sobre una predisposición inicial del gusto individual.
Lo que hace tan interesante el concepto de “morbo” es que trasciende incluso la idea estética del gusto, pues es más fácil hablar y objetivar que una determinada persona es atractiva o bella que si da o no da “morbo”. Yo podría discutir o matizar la apreciación que un amigo me hace sobre que determinada chica es atractiva, pero nada podría decir ni matizar si me dice que determinada chica le da morbo.
Esa es la clave, el concepto de “morbo” es tan subjetivo que prácticamente carece de sustrato real y nace puro de una impresión general que individualmente nos afecta.
Es mucho más simple encontrar a varias personas que señalen que X es atractivo, que encontrarlas respecto que X les da morbo.
Por si fuera poco cuando persona nos da “morbo” toda las demás cualidades e impresiones pasan a un segundo plano, y es normal dado que la impresión en nuestra psique del “morbo” es mucho más fuerte que cualquier otra.
Si una chica o un chico nos da “morbo” evidentemente si es o no atractivo, si es alto a bajo, si es culto o inculto, resultan cosas anecdóticas respecto al deseo que sentimos por el/ella; otra cosa será el desarrollo posterior de esa relación si llega a darse, pero “a priori” no hay duda respecto al poder de la atracción  que el “morbo” nos hace sentir.
El “espíritu” del que habla Kant en la frase que encabeza este texto formaría una parte del concepto de “morbo” pues el “morbo” no se nutre solo de cualidades externas, sino también de cualidades internas  tales como las sentimentales, las afectivas, o las  de carácter que nuestra sensibilidad aprecia en esa persona cuando genera el concepto definitivo de “morbo” respecto a ella.
En síntesis “morbo” lo definiría como: la atracción y deseo del gusto hacia una persona que nos impresiona por cualidades indeterminadas.
Así cuando decimos que “E”  nos da morbo estamos señalando que sin saber concretamente la razón, esa persona nos resulta verdaderamente atractiva y sentimos simpatía por ella a la vez que deseo
Como el morbo pertenece al ámbito del gusto es evidente que la voluntad carece de todo poder en este campo. Alguien nos da morbo o no, respecto a una impresión sensible y por mucha voluntad que pusiéramos, no podemos hacer nacer el “morbo” si no se a dado “espontáneamente”.
Lamento si esta entrada resulta especialmente “metafísica” pero esta vez creo que nos hemos metido en aguas muy poco exploradas, y ser pionero en la explicación de algo que nadie o muy pocos han tratado no es sencillo.



NOTA: Dadas la fechas veraniegas en las que estamos aprovecho para desear a los seguidores y lectores de este blog un feliz tiempo de estío. Yo por algunas semanas abandono las actualizaciones del blog pero confió que en septiembre, con fuerzas renovadas, retome con más ímpetu el bonito placer de escribir en este pequeño rincón de la “red de redes”. Un saludo a todos.