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viernes, 14 de septiembre de 2012

El “otro efecto” Pigmalión

“Pigmalión se dirigió a la estatua y, al tocarla, le pareció que estaba caliente, que el marfil se ablandaba y que, deponiendo su dureza, cedía a los dedos suavemente, como la cera del monte Himeto se ablanda a los rayos del Sol y se deja manejar con los dedos, tomando varias figuras y haciéndose más dócil y blanda con el manejo. Al verlo, Pigmalión se llena de un gran gozo mezclado de temor, creyendo que se engañaba. Volvió a tocar la estatua otra vez y se cercioró de que era un cuerpo flexible y que las venas daban sus pulsaciones al explorarlas con los dedos”.
(Las metamorfosis- Ovidio)

En este post voy a hablar del “otro efecto Pigmalión” aquel que consiste en tratar de cambiar a una persona hasta hacerla coincidir plenamente con nuestro ideal.
En cierta forma en la misma esencia del hombre está la búsqueda de la perfección, pero de la misma forma estamos sometidos a la maldición de ser incapaces de lograrla ni alcanzarla en este mundo.
Todos buscamos a esa persona “perfecta” que se amolde a nuestros ideales tanto de belleza como de carácter, pero al final o la búsqueda no tiene final o asumimos que la “persona perfecta” es aquella que es de carne y hueso y está a nuestro lado. Así en cierto modo no son las perfecciones la que nos unen si no las imperfecciones, pues asumiéndolas como parte de nosotros y del otro rompemos el mito inalcanzable del ideal del todo imposible.
Pero esa búsqueda del “ideal”, que debería compensarse con la felicidad  de estar con una persona “real” no siempre termina y es ahí donde nace ese “otro efecto Pigmalión”.
¿Quién no conoce a alguien que desde que estableció una relación se ha trasformado hasta ser casi irreconocible a imagen y semejanza de lo que su pareja quería?.
En este caso hablamos de cambios que pueden ser desde psicológicos hasta puramente físicos, pasando por los estéticos. Hoy gracias a la cirugía podemos aspirar a cambiar el determinismo que la naturaleza nos impuso, y también podemos aspirar a que el otro cambie...
Hoy es posible que Pigmalión, tomando como base una mujer real y no un trozo de mármol, pueda esculpir su Galatea.
Nada puedo objetar si una mujer descontenta con una parte de su cuerpo decide modificarla dado que la ciencia se lo permite; el tema es ya muy otro cuando esa voluntad de “modificar” no nace de uno mismo sino de otro, en este caso de la pareja.
Por ejemplo: una mujer que tiene unos senos pequeños, pero que esto nunca le a supuesto un problema ni un trauma, ella conoce a un hombre y con el tiempo y la consolidación de la relación este empieza a desear un aumento de pechos para ella.
Si esta chica no tiene un carácter consolidado al final puede que se someta a esa operación no por ella, sino por él, es decir Pigmalión estará esculpiendo su Galatea.
Lo peor es que en el mito, el Rey de Chipre crea su mujer perfecta de la nada, mientras que en este caso él la conoció a ella tal cual era; sin embargo mintió al aceptarla en sus imperfecciones.
En otro aspecto lo mismo sucede cuando una persona decide que los amigos de la otra no son convenientes y decide que esas amistades deben terminar para su pareja.
No quiero con esto señalar como negativo que una persona evolucione, y una pareja no me cabe duda que es un elemento que ayuda a esa evolución pues sus consejos y opiniones tienen evidentemente un peso muy importante. Pero una cosa es aconsejar, opinar y otra imponer;  desgraciadamente aunque cada vez hay más  “relaciones igualitarias” aún estas no son generales. No es raro que la  dependencia psicológica de una de las partes respecto a la otra sea mucha y entonces ya tenemos a Pigmalión en acción.
El cambio es necesario, la evolución también, pero desde estas líneas declaro que si ese cambio no nace de nuestro interior y nos viene desde fuera, al contrario que Galatea estaremos pasando de ser una persona real a una estatua de mármol esculpida por otro.
Siempre admitiré con la mayor atención la opinión de la persona que comparte mis afectos, pero todo habrá terminado si veo en ella el cincel de la imposición.