
Hace unos meses escribí
un post en defensa de la concejala de los Yémenes, Olvido Hormigos y
de la innoble jugarreta que suponía publicar un vídeo privado de
contenido sexual en la red de redes.
En aquel momento me puse
al lado de lo que en justicia considere una intromisión en la vida
privada de una mujer que para más añadido, tenía una
responsabilidad pública como concejala en el ayuntamiento de su
pueblo.
El tiempo es un juez muy
severo y ayer me desayune con que Olvido estaba en la portada de la
afamada revista Interviu, enseñando por dinero lo que en su día
defendió por derecho.
Yo siempre defenderé que
cada cual con su cuerpo, siempre que sea de forma consentida, haga y
deshaga lo que le plazca, pero no me gusta la hipocresía y la falta
de coherencia; y en este caso, la mujer que pidió con todo derecho
ante la ley la retirada del vídeo erótico, ayer lo ponía a
disposición del que quisiera verlo en su twiter como acompañamiento
a las fotos de Interviu.
Hace mucho que llegué a
la conclusión de que en este mundo el 99% de los seres humanos
tienen un precio, y todo radica en saber el diferente precio que se
tiene. El famoso refrán castellano de “lo
que haga usted por dinero no lo habrá hecho usted primero”
es una máxima universal incontestable.
Humildemente durante un
tiempo creí que los principios morales eran suficiente barrera para
estar fuera del comercio, pero como mucho, los principios sirven para
subir ese precio, es decir, para venderse por algo más de lo que nos
venderíamos si careciéramos de los mismos.
Dicen que Olvido
necesitaba el dinero, y que ya que el vídeo es público, al menos
ahora ella tendrá un rendimiento económico con su desnudo público;
al fin de cuentas, ella es soberana de lo que haga con su cuerpo.
Continuo pensando que
esta mujer simplemente es una víctima de la hipocresía reinante y
si algo se la puede reprochar es ser demasiado “humana”, poniendo
en evidencia que con principios y pobreza no se come ni se viste uno.
Estoy convencido que
muchos verán y comentarán el desnudo de Olvido, Interviu tendrá un
éxito de ventas y ella podrá también rentabilizar más la portada
haciéndose algunos platós en televisión; economía de mercado en
estado puro.
Si en este mundo, que se
desmorona a nuestro alrededor ,hay algo que permanece inalterable eso
es que “el sexo vende” y no solo vende, sino que vende mucho. Es
normal que en un mundo triste y en crisis se busque algo de felicidad
en los placeres del sexo, pues a fin de cuentas no hay nada más
igualitario; en el sexo todo ser humano tiene la capacidad de
disfrutar por encima de su posición social, raza, sexo, altura,
belleza...
Olvido continuará
hipócritamente siendo despreciada por aquellos que al contemplar su
cuerpo desnudo se verán espoleados en sus más íntimos deseos y
curiosidades; en nuestra sociedad nos dignificamos a costa de
despreciar a otros.
Si en su día defendí el
derecho a la intimidad de esta mujer, hoy no puedo dejar de
considerar que igualmente tiene derecho a vender esa intimidad, ya
que como he señalado: todos tenemos un precio. Quien este libre de
pecado que tire la primera piedra.
No se nos puede pasar por
alto que las consecuencias de venderse deben ser también asumidas,
pues la luz genera sombras y una vez que se a renunciado a un derecho
ya no se recupera. Olvido será un producto mediático y su intimidad
desde ahora, ya no tendrá defensa posible, los buitres disponen de
una nueva víctima y ahora estará sola. Son los efectos secundarios
del uso de la libertad, solo que esta vez ella al principio no la
buscó, sino que fue un mal nacido quien la provocó colgando su
vídeo privado.
Yo en este tema siempre
he sido muy claro, para mí no hay libertad sin responsabilidad y
esto implica aceptar las consecuencias derivadas del uso que hacemos
de esa libertad.
Durante mucho tiempo he
visto con curiosidad el ascenso mediático de Belén Esteban, el
ejemplo más arquetípico de como una persona puede vender toda su
intimidad (sexual, afectiva, familiar...); desgraciadamente creo que
ahora toca ver la tragedia de su declive, el precio que Mefistófeles
exige a Fausto.
No es crueldad no sentir
una pena hipócrita por estas personas, simplemente es asumir que los
privilegios que han disfrutado ahora muestran su contrapartida; que
vender el alma al diablo, al principio solo tiene ventajas, pero al
final, puede que en el balance general no nos haya compensado.
Pero lejos de
consideraciones filosóficas, ahora toca disfrutar de cuerpo de
Olvido, y como dice otro dicho castellano: “Lo que se han de
comer los gusanos, que lo vean los cristianos”